viernes, marzo 23, 2012

Una sonrisa como moneda de cambio - Kalighat

Salgo de Sudder St. a las 14:30, media hora para llegar a Kalighat, que hoy es simplemente un barracón en el mismo Pren Dam, ya que el autentico Kaligaht se encuentra en obras  y hasta noviembre no estará listo.

Bajo Sudder St., giro a la derecha en los bomberos, y tras avanzar un par de calles, me paro en un cruce concurrido para tratar de tomar un auto-rickshaw, un simple motocarro, en el que suben a veces hasta 7 personas. Hay que verlo para creerlo. Van circulando como locos, haciendo todo tipo de cabriolas por la calle, sin orden ni concierto, en cualquier dirección. Suben y bajan a gente durante todo el trayecto, de forma indiscriminada, así que simplemente tu destino debe estar de camino del mas lejano. Se acercan con sus peculiares incansables bocinazos, les gritas el destino y si les encaja, paran para que te subas casi en marcha. Muy barato, también peligroso, y fascinante a su vez, ¿y que no lo es en esta ciudad?

Tras 15 o 20 minutos me deja en "4 bridge", donde tras cruzar un Slum (barrio de chabolas) espectacular, cubro a pie el ultimo medio km que me separa de la puerta de PrenDam y Kalighat. La rutina es similar a la de Pren Dam, si bien el entorno es muy distinto, y el numero de voluntarios también. Si por la mañana somos unos 20 en Pren Dam, hoy solo éramos 5 en Kalighat.

Se supone que Kalighat es el centro para los moribundos, para los desahuciados, y si, desahuciados todos, moribundos gracias a Dios, no tantos, aunque varios al primer vitazo. Van vestidos de forma distinta a los de Pren Dam, ya que en Kalighat llevan un mismo uniforme, supongo para identificarlos cuando alguno inesperadamente se escapa y se mezcla con los de Pren Dam.

Viven prácticamente entre 2 grandes habitaciones de unas 20 camas cada una, en 2 hileras, y un porche fuera de las mismas. La mayor parte del tiempo están tumbados, y no voy a entrar a describirlos mas allá de lo que hice con los de Pren Dam, pero estos simplemente los ves ya irrecuperables, idos, perdidos, incapaces. De vez en cuando te cruzas la mirada con alguno que aun mantiene parte de la sesera en su sitio, y te das cuenta de lo aislado y asustado que esta en esa locura.

Al ser muchos menos, nos toca hacer de todo, trabajar de lo lindo. Alguien me había dicho que esto iba de coger la mano al enfermo y acompañarle...  que seria mucho mas tranquilo y llevadero que Pren Dam, pero desde luego mi aterrizaje el primer día fue muy otro... Era un día que, por no se que razón, no habían venido los workers, que muchas veces se ocupan de las situaciones mas fuerte. Así que una de las sisters, nos coge a Donald (irlandés de unos 35 anos), y a mi, y nos pide que nos ocupemos de; cuarto de lavado.

Al entrar me encuentro una montaña enorme de ropa literalmente cubierta de m... de todos los colores y texturas, temperaturas... no sigo. El olor casi me tumba. Asi que vuelvo decidido sobre mis pasos "¡sister! ¡¡sisteeeer!! ¿Donde narices hay una manguera? -no manguera young man, here is a brush (cepillo de mano)" y desaparece... wwwhhhaaaatttt??? Nos miramos Donald y yo... ufff, me pongo un delantal tratando de pensar que paso siguiente voy a dar, y es que me siento como el ahorcado al que le toca subir los peldaños para su ajusticiamiento final; no way out... Aquí si que me calzo unos guantes que veo colgados, anda si son rosas!, mira que monos... me acuerdo de Santi y Pablete, ellos saben bien por que, y me sonrío.

Pensamos Donald y yo en como afrontar el reto, y se me ocurre coger cubos y lanzarlos desde lo mas alto que podamos para que con el golpe, el agua con su fuerza vaya separando el polvo de la paja, por decirlo de alguna manera. Por cierto, solo hay agua fría. Así lo hacemos, cubazo para aquí, cubazo para allá, ¡¡cuidado que me salpica!!, ¡¡no lo lances en mi dreccion!!! joderrr que me ha saltado a la cara no se que... ¡¡malditos guantes pero si están rotos!!! Se me ha metido todo por dentro...aarrgghh... Así no voy a ningún lado. Decido poner la mente en estado de muerte clínica, encefalograma plano, ya nada me afecta, nada siento ni padezco... levito, no toco el suelo... he alcanzado el karma por autosugestión inducida por la mierda, o tal vez ¿me he vuelto místico?... hoy de vuelta a casa, me comprare un litro de lejía y me la beberé para limpiarme por dentro.

Llevamos 45 minutos, sudo lo que no esta en los escritos, me caen los goterones como un chorro, no puedo beber este agua, me destrozaría el estómago, y mi botella esta muy lejos... les vamos tirando la ropa ya "saneada" a 2 japonesas que tan monas están sentadas frente a sendos bargueños, uno con jabón y otro con agua clara para eso, para aclarar. No se por que, pero me apetece meterles la cabeza en los mismos hasta que dejen de moverse, pero me digo, "no brother, no has venido para eso...", y tras soltar una carcajada que Donald ni entiende ni le explico, vuelvo a mi levitación mística. Las japs hacen su labor en animada charla. Donald y yo no hablamos, ni cantamos, ni silbamos, solo nos miramos, y con la mirada nos damos instrucciones el uno al otro según la situación, la sorpresa que nos encontramos al levantar otra prenda y descubrir debajo... ¡¡¡mas maderaaa!!!; la complicidad en estos casos es total, queremos hacerlo bien y rápido para salir de aquí, así que en equipo. Esto es como la mili (que por cierto nunca he hecho), pero tras este feliz evento, hay una hermandad entre los dos más que evidente en los desayunos mañaneros en Casa Madre.

Terminada la faena, y nunca mejor dicho, me voy como alma que lleva el diablo a buscar el jabón más potente que tengan las hermanas. Me dan uno que huele a hospital, debe ser bueno. Froto manos, brazos, me quito el polo y meto la cabeza también  bajo del grifo. Mis zapatillas son de susto y el pantalón está calado y manchado no-se-de-que casi hasta la cintura. Me tiraría a una piscina ahora mismo, pagaría 10.000 rupias... Tras unos minutos debajo de un ventilador de techo, y atacar con fruición la botella de agua que muere sin remisión, decido seguir adelante. Toca dar de comer, limpiar después platos, acostar... todo me parece ya banal.

Gracias a Dios, el numero de la colada dura no se ha vuelto a repetir ningún otro día; tal vez sea bueno que haya caído el primer día, me ha blindado para el resto. La colada ligera, se la he dejado a otros voluntarios hasta ayer, que apareció una inglesa de bandera con nombre de margarina caducada (Natacha) y la compañía en el lavado fue muy agradecida.

La tarde en Kalighat son apenas 2 horas frente a las 4:30 de la mañana en Pren Dam, así que pasan rápido. Reparto de medicinas, que parece una lotería. Las monjitas me pasan píldoras de todos los colores y tamaños, cada una con un papelito que dice su destinatario "Rami, numero 35", y con un gesto de la mano, me despiden para que me ocupe... ¿quien diablos es Rami? "¡Rami! ¡¡Ramiiii!!" ni Dios contesta... mmmm numero 35... busco los números en la pared frente a cada cama y la 35 esta vacía... donde estará este tío... doy vueltas pregunto y pregunto, hasta que por fin uno salta "brother brother" y me señala a un pobre guiñapo doblado en el suelo. Pero ¡por Dios! si he pasado 10 veces por aquí vociferando el nombre del susodicho!. En fin, el bueno de Rami se toma las medicinas, mas por beberse el vaso de agua que le ofrezco para después, que por convencimiento.

La sorpresa me llega cuando la hermana del botiquín, una rotunda negra de Sudáfrica llamada Florentín que es todo sonrisa y buen humor, me da otras medicinas con su papelito de destinatario que leo y dice "unknown"... ¿?¿? pero ¿¿¿como busco yo a un desconocido??? La negrita se parte de risa, y me dice que vaya por ahí que lo encontrare. Pienso que si ya me costó encontrar a Rami, esta es una búsqueda que no tiene nombre… Así que voy preguntando a los enfermos "¿do you know who is unknown?" y a la segunda que lo digo me entra la risa floja solo de la pregunta, de verme frente a unos tíos que no tienen ni pajolera de ingles, y yo buscando al eslabón perdido... Pues si, lo encontré, por que todos tienen nombre, se llaman unos a otros, pero hay uno que cuando pregunto su nombre a algunos de los que todavía se enteran de algo, ninguno sabe como se llama, levantan los hombros o giran la cabeza de forma extraña, así que a ése le hice comerse las pastillas del unknown, asumiendo que lo era, y volví al botiquín tan pichis, diciéndole a la hermana Florentín "Whos next?" sin mas explicación... ni me la pidió.

Alguna lucha hay con algún enfermo para obligarle a que se tome las medicinas, o con algún otro para que coma. Las sisters me dicen que insista, que sea duro, "no dejes que te venzan" me dicen, pero claro, ¿hasta donde puedo llegar para que no me venzan? ¿Se permite la violencia física? Por que es que a alguno le había maniatado las manos, una a la espalda con mi mano izquierda, con la rodilla derecha le inmovilizo la otra, por que se revuelve el tío... y agarrándole de la cabeza, mal, trato (con cariño eh) de abrirle la boca. Algo me dice que me estoy pasando. Pero cual es mi sorpresa al ver que tras no conseguirlo con uno (que con otros si), viene una hermana y un worker, se le echan encima y lo reducen del todo, si si, con mucho cariño y esas cosas, pero reducido por la fuerza, hasta que el pobre se da por vencido y se toma las pastillas. Así cualquiera.

Otro hermano que lleva a un fantasma de la mano en cueros... Jesús que espectáculo, no lo describo... "brother brother, take him to the bathroom", yes yes, voy. Los baños son de susto, un agujero entre 3 paredes, y nada mas. No se si tengo que sostenerle, limpiarle, yo que se... gracias a Dios, el hombre tiene aun su dignidad, ¡bien!, y decide hacer las últimas maniobras necesarias por si mismo. No se si aun así, asirle de los brazos, no se me vaya a caer al agujero y tengamos otra fiesta. Pero finalmente decido esperar a un metro de distancia, y, una vez cumplida la misión, acompañarle de vuelta a su cama, donde me agradece de buena gana la ayuda. La mayoría de estos enfermos no son conscientes de nada, pero da igual, son personas, podría ser yo mismo dentro de unos anos, o como las hermanas viven, son para ellas un espejo del Señor, aunque a veces un poco rebelde y haya que reducirlo....

Ultimo reparto de "pani", silencio, solo roto por algún aullido de estos pobres hombres. Tranquilidad.

Los días que vuelvo ya les reconozco a todos, y voy conociendo sus reacciones, sus problemas. Los que me reconocen me saludan con alegría, otros muchos no son conscientes. Hoy cuando volvía de Kalighat, sentía que les iba a echar de menos, y me sorprendía por ello. Me preocupaba pensar que hay muy pocos voluntarios y que cuando me vaya tal vez queden algo desatendidos, pero no, eso no va a pasar. Como dicen las hermanas "Dios proveerá", y siempre hasta ahora lo ha hecho, nunca les ha fallado y las hermanas de su mano, dan siempre mas de lo imaginable. Que sitio tan sobrecogedor y al mismo tiempo tan impresionante.

Nos vamos, se acaba la jornada. Recibimos como en Pren Dam por la mañana una sonrisa sincera de las hermanas, y de los enfermos que mejor o peor, nos reconocen ya en su día a día. No hace falta más, te dan lo mejor y te llena. No hay mejor moneda de cambio.

Vuelves con una extraña sensación de paz, de tranquilidad, y das gracias a Dios por toda esta experiencia, por todo este regalo...

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