viernes, marzo 16, 2012

Un angel en la tierra (I )

Hemos quedado a las 7 a.m., desayunados, en Casa Madre. No he podido llegar a misa de 6 con las hermanas y los voluntarios. Ayer nos acostamos bien tarde y entre el casi inexistente colchón, el cambio de horario, las campanas de la torre del mercado, que suenan cada 15 minutos, y de guinda, el hijo de... del mujaidin, que empieza con su serenata a las 4 a.m., he dormido como un perro.

Salgo del mi cueva a las 6:40 y paso a recoger a Manuel Silvestre por su hotel, a escasos 200m del mío. Manuel se encuentra en una situación algo similar a la mía, despues de muchos años de trabajo en grandes empresas, ha decidido dedicarse a la cooperación por que puede permitírselo, que privilegio. Que bueno poder aportar una gran experiencia profesional en ayudar a otros.



Tiramos Manuel y yo para Casa Madre, cruzando callejuelas que empiezan a despertarse, y se van llenando del género que cada uno va a vender. Nos pasan rebaños de cabras, bicicletas atestadas de gallinas que cocorean cabeza abajo; nos paramos a contar en una y nos salen unos 40 pollos; apenas se distingue al piloto. Los que llevan gallinas en su rickshaw van algo más cómodos, pero es que hay que verlo...




La carne llega también a los puestos desvencijados, y aunque pronto aun el día, las moscas parece que se la comen antes de haberlas siquiera colgado. No describo el cuchitril donde se vende, no es el de la foto, que tampoco desmerece, pero el carnicero del primero no me dejó sacarle. Yo sin duda aquí sería vegetariano... Gente lavándose en la calzada, haciendo la colada, frituras de todo tipo para desayunar, mas olores que nunca antes había experimentado y que me costaría describir; algunos de los cuales podrían partirse con un cuchillo, eso si, aserrando... con todo, es espectacular, subyugante, no deja de sorprenderte.
 
Lo peor, la basura. Se almacena cada 2 esquinas, en el suelo, y a lo largo del día va pasando distinta gente que la recoge y se la lleva a otra esquina donde van amontonándola. Ahí, por la mañana, campan a sus anchas enormes cuervos, verdaderas ratas del aire, a los que he visto atacar a perros que huían despavoridos. Junto a ellos, gente de todas las edades que rebusca en la basura y separa hasta lo inimaginable, si no es que la ves llevándose a la boca restos de comida que encuentran, que también. Es fuerte esta última imagen. Alguien me ha contado que hay un reciclado natural altísimo en la India, se aprovecha todo, TODO, doy fe. El vertedero queda casi "limpio" a media mañana, para ir llenándose de nuevo.

En fin, que me salgo del tema. Hoy iba a contar la escapada a la leprosería de Shantinagar. Llegamos andando a Casa Madre, unos 20 minutos desde mi cueva; entro a rezar unos minutos frente a la tumba de la Madre Teresa, que privilegio tenerla todos los días a mano... Salimos a las 7:30 finalmente, de Casa Madre; son 220 Km., y Antonio dice que sobre las 13:30 llegaremos; salen 6 horas, 35km/h.... mmmmm, mi media habitual en carretera. Somos 5 en la ambulancia, Antonio Mesas, Manuel Silvestre, Fernando López de Rego, el conductor y yo. La salida de Calcuta es relativamente buena, ya que nos cruzamos con las hordas de entrada, pero las sorteamos bien.

La carretera no esta mal; vamos en animada charla con Fernando, que está escribiendo un libro bastante novedoso sobre la Madre Teresa, de la que ya se ha contado casi todo. Pues él está cubriendo el "casi" que faltaba. Un hombre muy interesante y ameno. Gran parte del viaje es una autopista de 2 carriles, que me recuerda más a las carreteras previas a las autovías. Los bocinazos siguen también en estas rutas, saturadas de camiones que respetan bien poco. Adelantamos por el interior, por el exterior, por medio de la calzada, por la mediana o por el arcén, que mas da, Ole!. A estos los dejaba sin carné en un pispas y paralizaba el país. La conducción no es sencilla, pero llevamos conductor local, y se maneja. Decido no mirar más la carretera, que sea lo que Dios quiera. Me sigue preocupando la ambulancia en la que vamos, pero le he pedido a Madre Teresa que volvamos enteros y estoy seguro que cumple. Sólo hacemos una parada por el camino, en un bar de carretera, tipo chiringo, en el que no me compro nada. Hay un tipo con un tenderete fuera, que vende cocos, y le pido que me prepare uno, para beberme su agua, lo mejor... A Antonio se le ocurre ir al baño, y sale mareado del espectáculo del mismo; a quien se le ocurre... estas cosas, mejor "al aire".

La carretera "buena" termina y entramos en lo que llamaríamos comarcales, llenas de baches, dando unos saltos dentro de la ambulancia, en  algunos de los cuales, creemos volar dentro de  la misma y nos damos contra el techo. No se como no hemos partido el eje en más de una ocasión, debe ser de titanio con toda seguridad. No hay donde agarrarse; si bebes agua te calas entero, por que la botella vuela en el zarandeo, el aperitivo que llevábamos, se queda en la mochila. Algo me dice que si saco el cuchillo para untar el queso, seguro que se lo clavo a alguien, o me hago el harakiri; mejor no. Menos mal que aun en la "autopista" me dio tiempo a leerme unas breves paginas de un libro que da una pincelada sobre quien es la hermana María Ruah, a la que vamos a ver; tras leerlas mi interés crece exponencialmente. Estamos en mitad de ningún lado, campo, tierras de labor, algunas aun productivas, otras yermas, vacas escuálidas, poblachos mayormente destartalados. Y cuando creemos que aun nos queda una hora y nos miramos resignados, Antonio anuncia que ¡¡¡hemos llegado!!! Viejo truco ese de hacerte creer que es más largo el viaje para, finalmente, darte una alegría y bajarte encantado del vehiculo. Estamos en Shantinagar.
Paseo principal de la leproseria

Nos abren la gran cancela, pasamos con nuestra ambulancia y entramos en otro mundo. Todos los lugares que regentan las Hermanas de la Caridad están impecables. Limpieza, paredes pintadas inmaculadas, el piso cuidado, plantas que acompañan los caminos, ventanas acristaladas, orden, disciplina, exigencia. Es un lugar de Dios y también debe parecerlo; un oasis en km y km a la redonda.

Nos reciben 2 hermanas indias, como son casi todas en la orden, y en cuanto se cruzan dos palabras con Antonio van raudas a buscar a la hermana María Ruah. Saltamos de la ambulancia como quien se escapa de la cárcel por un agujero, en tromba. Estoy por arrodillarme y besar el suelo. Gracias Madre Teresa, 50% de la petición cumplida, no te olvides de la vuelta, eh!

Y ahí viene sister María, andando desde el fondo de Shantinagar. Metro 75, corpulenta, segura en el andar, ágil, rápida, decidida, y sobre todo ello, una sonrisa de oreja a oreja y una mirada franca, noble, directa. Ya llegando abre los brazos a unos metros, parece que nos acoge a todos, y siento que así es. "Que bien que habéis llegado, ¿como os ha ido?" se interesa por todos y cada uno, nos presentan, nos damos la mano, y tienes la sensación de conocerla de siempre. Sus gestos, como se ríe, sin complejos, destila alegría en todo su hacer, te golpea con complicidad cuando haces un comentario que le hace gracia, te coge del brazo charlando, es entrañable y genera una empatía inmediata.

Tras descargar las cajas de medicinas que traemos y los dos equipos de música que compramos ayer, nos acompaña a un barracón donde más tarde, nos van a servir una comida. Nos refrescamos y lavamos un poco, y en unos minutos bajamos con ella al
dispensario, donde estaba pasando consulta hasta nuestra llegada. Si, es una leprosería, pero hasta ahora nada despierta esos temores y tabúes que la enfermedad lleva asociados. Aparte de las hermanas, veo gente pulular por los distintos caminos, pero no se quienes son.

Ya en el dispensario, al aire libre, bajo un techito que nos protege del fuerte sol, se sienta la hermana y me pongo yo a su lado. Nos muestra los libros donde van apuntando las entradas de pacientes. No existe la informática en la congregación, todo a mano y con buena letra. Tenemos delante unas quince personas entre enfermos esperando y algún familiar que les acompañan. La hermana me muestra la lepra de uno de ellos, solo en el brazo afortunadamente. El susodicho es hijo de otro leproso bastante mas afectado, que le acompaña y al que ya le han hecho alguna amputación. Es muy habitual el contagio dentro de la familia, a pesar de la expulsión del leproso de la misma....

La
lepra es una bacteria que se da en situaciones continuas muy insalubres, y se transmite por el aire. Donde y como vivirá esta gente... Veo las marcas, las ronchas, en otros la ausencia de dedos de los pies, de las manos. Algunos amputados, no se pudo salvar alguno de los miembros. Pero todo tranquilo, no hay lamentos ni dramas. La hermana apunta la entrada, la edad, desde ninos de 4 años veo apuntados, hasta la ancianidad, la lepra no distingue de edad, y en cuanto al sexo, ataca más a los hombres, apunta un primer diagnostico de la gravedad, desde cuando dicen que la padecen (algunos llegan ya tras mucho tiempo, muchos meses...). A todos los empiezan a tratar desde el primer día, con medicinas, hasta hace bien poco subvencionadas por el gobierno indio. Me enseña la hermana los "blisters" de medicinas que facilitaba el gobierno, por un año entero de tratamiento. Pero ya no, ya no hay apoyo, ya que el gobierno indio ha decidido que la lepra esta oficialmente erradicada de la India. Y ¿quienes son estos impostores? sólo en Shantinagar hay cerca de 400, y son de los alrededores... debe haber cientos de miles, si no millones en la India.

El drama de la lepra es tremendo, y más aun en un país como la India, donde el sistema de castas no hace si no agravarlo aun más. Lo primero que ocurre cuando alguien tiene lepra es que se le expulsa de casa, se le echa para que literalmente muera en a la calle. Como nos cuenta la hermana María Ruah, cuando una persona echa a un familiar, sabe que lo echa a morir, por que un leproso no puede trabajar, ni tiene dinero, ni le van a dar de comer, ni le van a abrir ninguna puerta ni ventana. El rechazo es ABSOLUTO.

Nos cuenta la hermana como en una visita a una enferma de lepra en Shantinagar, su familia le gritaba (si, gritaba), "¿por que no te mueres?", "¡¡¡muérete!!!"; me quedo helado imaginándome la escena. Es más normal de lo que creemos dice ella, y es consecuencia de la falta de amor en la familia India. Los matrimonios son acordados, y es un contrato que cuando una de las partes incumple su función, simplemente se borra, más aun en estos estratos sociales o castas inferiores. Y es lo que ocurría en este caso, la mujer, madre de familia, había perdido con la lepra su razón de existir en la familia y era simple y llanamente un estorbo para todos, era necesaria su muerte para que el padre pueda buscar de nuevo el equilibrio con otra mujer, dedicarse a trabajar y ella a cuidar de la casa, en el mejor de los casos.
To be continued - Me voy a tomar un gran Gintonic al Oberoi con Manuel. Hotel de época colonial en el que te tratan como si fueras Lord Mountbatten. Es mi capricho de la semana. Mañana sigo.

2 comentarios:

  1. Feliz día del Padre papa espero que te lo estés pasando genial
    Santi

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  2. Gracias Santichu, me acuerdo de vosotros todos los dias y a todas horas.
    Un beso muy fuerte a ti y a Pablete,
    Papa

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