martes, marzo 27, 2012

El día del adios

Como han pasado estas dos semanas, ha sido de vértigo. Mañana a las 6 a.m. me recoge el taxi para dirigirme ya al aeropuerto, camino de vuelta a España. Cuantas sensaciones, cuantas experiencias, cuanta gente grande, de todas las edades y geografías. Y es que no es solo los enfermos que te acaban enganchando, no es solo las hermanas que no dejan de sorprenderte, es también y mucho toda esa gente que te acompaña en el día a día, con la que codo con codo compartes tantas situaciones, y que acaba siendo una pequeña-gran familia.

Esta mañana, después de misa, y al final del desayuno, como siempre, han despedido cantando a los que se van, y ahí estaba yo. Cristina y Teresa  no se han atrevido a salir... ha sido emotivo. Muchos se me han acercado después, por que van a otros centros y ya no les volveré a ver. Algunos me dicen que si hacemos una cena de despedida, que si nos tomamos algo en el Spanish, que si una última Kingfisher esta noche... Sister Mercy la encargada de voluntarios ha estado muy cariñosa conmigo. Un japonés con el que ni me he cruzado palabra me busca para sacarse una foto conmigo y me agradece mucho todo ¿¿??.

Tengo una sensación extraña, por un lado me apetece volver, por otro me da pena irme. Pero creo que 15 días han estado muy bien, y me esperan muchas cosas y personas ahora de vuelta a casa, los primeros, mis hijos. Mañana además haré una larga escala en Dubai que aprovechare para visitar la ciudad y bañarme en el mar si puedo. Que contraste, pasar de este mundo en el que he estado a la ostentación de Dubai, dos extremos de un mundo tantas veces mal repartido. Unas horas pues para dejar atrás ya esta ciudad maravillosa y miserable a un tiempo.

La mañana la he dedicado como todos los días a Pren Dam, para despedirme de tantos. Mi abuelito de la habitación de los perdidos, al que cogía de la mano y trataba de refrescar en su agónico respirar, ha fallecido. No se si lo siento o me alegro por que esté ya disfrutando en el cielo, por que el infierno ya lo ha vivido en este mundo y ya sólo le quedaba sufrir un poco mas. Con todo, ver su cama vacía, que en minutos es ocupada por otro enfermo en mal estado, me entristece algo. Pero así son las cosas aquí. Y hay que moverse sin parar con el resto de "patients".

El día ha sido intenso en Pren Dam, por que mas allá del abuelo que se ha ido, debía pasar el testigo de mis enfermos a otro para que continúe con los ejercicios y tareas que con cada uno realizaba. De otra manera, todo el avance que pudiera haber conseguido con alguno de los enfermos, se perderá. Y ese otro lo he encontrado en un estadounidense, que se llama Shawn o algo así, 24 anos, muy buen chaval, que me ha acompañado en mi quehacer diario, para ver que es lo que el tiene que hacer a partir de mañana. Le pido que el a su vez entregue el testigo a otro voluntario cuando vaya a abandonar Pren Dam.

Trato de explicarles a mis "patients", al bueno de Babu, al gamberrete de Ambala, único niño en el centro, a Kalipodu mi "protegido" como decían, y con el que tanto he charlado, o a Raju, ese alma feliz en su desgracia que todo lo convierte en sonrisas y música caótica con su armónica, a todos he tratado de explicarles que me iba, que ya no me verían, pero sinceramente, no se si me entendían. Me sonreían, me cogían las manos, las besaban, se las llevaban a la frente, asentían con la cabeza y se reían... que mas da, sólo espero que reciban mucho cariño en el futuro, que se sientan queridos por lo que son, que nunca les falten las hermanas, sus hermanas... a mi ya me han dado mucho, muchísimo, sin pedirme nada.

Aunque hoy no me tocaba, he cruzado dos o tres veces a Kalighat, que esta temporalmente a unos metros de Pren Dam, no podía evitarlo. Solo quería ver a mis enfermos una ultima vez, los mas desahuciados, y que ayer deje al final de la tarde, ya que esta tarde de hoy, la tomo para mi, para preparar la salida. Pasé de nuevo por sus camas, les daba la mano, o una palmada a los aun fuertes, o les frotaba la cabeza o les llevaba “pani”, agua, por última vez. No esperaba nada de estos pobres, era yo el que necesitaba tocarlos para dejarles mi adiós, pero sobre todo para llevarme su recuerdo para siempre conmigo.

Me cruzo con sister Florentín en Kalighat, la encantadora hermana negrita sudafricana, "¡¡I thought you were gone!!", le digo que no, que me voy mañana de madrugada. Hablamos un rato de todo, del centro, de mi experiencia, de mi familia, de mi vida, del trabajo... Coge una caja de antibiótico y la rompe, y me pide que le deje escrito en la parte interior mi nombre y el de mis hijos de los que ya le he hablado en otra de nuestras tardes. Me promete rezar todos los días por mí y los míos... algo me emociono con esta sister tan buena y risueña; quería sacarme una foto con ella, pero me dice que lo tiene prohibido. Nos despedimos con un abrazo muy sentido.


Ya de vuelta a Pren Dam, aprovecho que estoy haciendo un coaching a Shawn con mis pacientes, para pedirle a éste que me saque algunas fotos con ellos. Veré si en su momento puedo subir alguna al blog, pero serán sin duda un gran recuerdo para mí.

En la hora del descanso del te, aprovechamos y sacamos algunas fotos más, con Helmut, con Bernardo, con el canadiense que no recuerdo el nombre, con los que tantas charlas he tenido, y compañeros especiales de la habitación de los perdidos... 

Con Bernardo - último te con galletas
Me tomo mis últimos tes con galletas, y tengo la sensación de ir cerrando capítulos. La última comida que doy a los mas inútiles, el último gran lavado, acostarlos, últimas visitas al baño, despedida... última vista de Pren Dam; me doy la vuelta ya en el mismo portón de salida, para dar un último vistazo al gran patio, cierro un segundo los ojos y mentalmente me despido de todo, y como si de una cámara de fotos se tratara, creo grabar las imágenes en mi cabeza. Último paseo cruzando el inmundo Slum, última montaña rusa en el auto-rickshaw, vuelta a Sudder St., última comida en el Spanish cafe, última charla con muchos voluntarios, última cerveza con Antonio que se acerca a Farlow para tomarse una última Kingfisher conmigo, y último post en este blog.

Me invaden sentimientos contrapuestos. Nunca he visto tan claramente como hasta ahora y tan cerca a la vez, la grandeza y miseria del ser humano. Sin duda alguna me siento especialmente agradecido por todo lo que aquí he recibido, por que como alguien dijo, aquí no vienen los valientes y decididos sino los necesitados.

Y como empecé en su día, acabo hoy, esperando haber podido trasladar a este blog siquiera un leve reflejo de lo que el Señor me ha regalado en este viaje, que sin duda ha sido mucho más de lo que yo le he dado.

2 comentarios:

  1. ...vaya Pablo...casi ha pasado un año de este "viaje"...es la segunda vez que te leo...inevitable sonreir...inevitable que de nuevo se me escape alguna lágrima...puede que eso de ser humana tenga sus ventajas...


    ...gracias por permitirnos adentrarnos en tu viaje...

    Pilar

    ResponderEliminar
  2. Gracias a ti por leerlo Pilar.
    Aunque inicialmente lo escribí para que mi gente supiese como me iba, al final, la verdad, terminé tambien haciendolo para recordarlo yo un día. No quería que se me escapase el recuerdo, y cuando lo leo, me vienen tantos otros que guardo y no he reflejado.
    Me sorprende el numero de gente que aun sigue leyéndolo...
    Un beso

    ResponderEliminar